miércoles, 17 de diciembre de 2008

MORIR

(Del lat. vulg. morīre, lat. mori).

1. intr. Llegar al término de la vida. U. t. c. prnl.

2. intr. Dicho de una cosa: Llegar a su término. U. t. c. prnl.


El miedo a la muerte, creo yo, es siempre el miedo a la muerte del otro, porque es el miedo a quedarse solo. Atravesar la muerte del otro es una experiencia que se padece, pero que al mismo tiempo se comparte. En Morir, de Arthur Schnitzler, él participa a ella de su muerte próxima, y ella se debate desde entonces entre la asistencia abnegada al enfermo que no presenta signos de enfermedad, y la necesidad culposa y egoísta pero no por ello menos necesaria, de orientar su vida hacia un futuro en el que él ya no estará presente y en el que el mundo sin embargo seguirá su curso. ¿Cómo hacer? ¿De qué manera desdoblarse? Este desdoblamiento se sufre, pero acaso sea necesario atravesarlo. Él dice: No quiero que tu futuro quede encadenado al mío. Ella calla. ¿Qué responder? La relación amorosa se convierte así en una cuenta regresiva conciente. La conciencia de la muerte hace que el tiempo se vuelva algo del orden de lo evidente y de lo pertinaz. Yo le tengo miedo a la muerte por el temor que tuve siempre a la pérdida de las referencias objetivas. Creo que una de las definiciones más conmovedoras de este padecimiento la leí en un hermoso libro de Mario Levrero, a quien extraño sin haber conocido: Morirse debe ser como salir a la calle, pero sin la esperanza de volver a casa.