viernes, 8 de enero de 2010

DÉPAYSEMENT

Siempre me intrigaron aquellas palabras que, en una lengua ajena, son incapaces de traducir en el idioma propio y que, sin embargo, sabemos perfectamente qué nos quieren decir; porque vienen a llenar vacíos que de otra forma no hubiera sido posible verbalizar, hubieran quedado, en un punto, como espacios en blanco, como momentos entre letra y letra. Hay algo del orden de lo frustrante en no poder poner en palabras éste o aquél sentimiento, ésta o aquella sensación. Estados de ánimo que si no son designados permanecen, sino completamente ocultos, ignorados, porque el cuerpo los registra y la mente los intuye, pero sí indefinidos, como vidriosos, difusos y que, por otra parte, demuestran el magnífico poder del idioma como organizador arbitrario de sentimientos. Tengo la teoría de que existe, en el conjunto de lenguas y dialectos, debe existir un término para cada posible sentimiento humano, por más individual que se le pueda aparecer a quien lo acoje.
En «La ley de los espacios en blanco», alguien comienza de pronto a sentir que ha olvidado el sonido de ciertas palabras cuyo significado, sin embargo, conoce perfectamente. Las letras, puestas una después de la otra, le remiten indudablemente a un término que sabe que conoce, pero que de alguna manera es incapaz de articular como conjunto.
«Dépaysement» es una palabra bellísima, quizás justamente porque viene a llenar un espacio en blanco que de otra manera sólo hubiera podido ser intuido, pero, sin embargo, nunca enunciado o claramente identificado y, por esa misma razón, nunca asímismo dilucidado. Por la misma razón, es imposible definirlo sin utilizar no menos que un conjunto de palabras, y siempre se tendrá la sensación de que el significado preciso es otro, al que uno se acerca pero que nunca alcanza. Intentos como «desubicación», «extrañamiento» o, mejor aún para mí, «desconcierto» sí dan una idea, si uno sabe de qué se está hablando, pero no dan en el clavo. Más cerca: el «extrañar-el-propio-sitio», dice Handke, el «saberse-extraño-en-este-otro-lugar», «sentirse-fuera-de-sí».