martes, 28 de julio de 2009

ESPECTRAL

1. adj. Perteneciente o relativo al espectro

Esa noche me quedé acostado y despierto durante largo rato, y escuché los estruendos y los estallidos de la marea poderosa. Más profunda que estas distintas sacudidas de furia, y que toda la turbulencia de las olas próximas, era la voz de bajo del oleaje más remoto; un incesante y abismal murmullo que hacía temblar el edificio, un sonido que parecía a la imaginación como el hollar de una caballería infinita, el agrupamiento de una artillería incalculable, un precipitarse, desde el Amanecer, de ejércitos anchos como el mundo. Entonces me encontré pensando en el vago terror con que había oído, de niño, la voz del mar; y recordé que en años posteriores, en costas diferentes, el sonido del oleaje siempre había revivido la emoción infantil. Ciertamente esta emoción era miles y miles de siglos más antigua que yo, la suma heredada de innumerables terrores ancestrales. Pero al poco me vino la convicción de que el miedo al mar no constituye sino un elemento más del multitudinario pavor que su voz despierta.

Lafcadio Hearn, En Yaidzu; en «En el Japón espectral».

«Hay algo —decía Hearn— de espectral en todo gran arte, ya sea música, escultura o arquitectura; y es que está relacionado con el infinito.»

domingo, 12 de julio de 2009

RESACA

(De resacar).

1. f. Movimiento en retroceso de las olas después que han llegado a la orilla.

2. f. Limo o residuos que el mar o los ríos dejan en la orilla después de la crecida.

3. f. Malestar que padece al despertar quien ha bebido alcohol en exceso.

4. f. Efecto o serie de consecuencias que produce algún acontecimiento o situación. La resaca del éxito.

5. f. Persona de baja condición o moralmente despreciable.

6. f. Com. Letra de cambio que el tenedor de otra que ha sido protestada gira a cargo del librador o de una de las personas que han efectuado la transmisión por endoso, para reembolsarse de su importe y de los gastos de protesto y recambio.



Ignoraba que esta palabra tuviese tantas acepciones. 
Hoy tengo resaca. Fea palabra; sensación funesta (bella, en cambio, esta otra palabra, funesto. A recordar para futuras entradas del glosario). 
Hace poco, con motivo de otorgar mayor visibilidad al español, el Instituto Cervantes hizo un concurso en todos los países de habla hispana, para elegir la palabra más bella del idioma. No importan los resultados. A mí no me importan los resultados, al menos. Lo que sí noté fue un problema de índole semiótico de difícil resolución. En general, la gente (se podía votar online) tendía a calificar como "bella" la palabra elegida atendiendo a su significado, y no a la palabra en sí misma. En términos semióticos, lo que para los votantes era "bello" no era el significante, lo que Saussure llama la "huella sonora", el Sinn; sino el significado, la representación psíquica, el Bedetung. Fue así que vocablos como "amigo", "abrazo" "amor" estuvieron entre las más votadas, aún cuando el conjunto de sus fonemas, sus imágenes acústicas, no sean en mi opinión particularmente logradas.
Como sea, "resaca" es desagradable, tanto fonémica como fenomenológicamente.

martes, 7 de julio de 2009

EVENTO

(Del lat. eventus).

1. m. acaecimiento

2. m. Eventualidad, hecho imprevisto, o que puede acaecer.



En 30 de junio de 1908 a la mañana, lo que aparentemente fue el trazo de un cometa se dispersó por la atmósfera, en la posición 60º55'N 101º57'E / 603917,101.95, en las proximidades del río Podkamennaya, en Tugunska, Siberia. La explosión aérea —equivalente a varias bombas atómicas— arrasó un área de alrededor de 2150 km2., rompiendo ventanas y haciendo caer a la gente al suelo a 500 km de distancia. Durante varios días, cuentan, las fulguraciones fueron tales que, durante la noche, podía uno leer un libro sin necesidad de hacer uso de la luz eléctrica. El suceso fue conocido con el nombre de «Evento de Tugunska».
Habrá pasado antes, sin duda, y volvería a pasar luego: dan registro de esto los así llamados «Evento de Vitim», también llamado «Evento de Bodaybo» y el «Evento del Mediterráneo Oriental» (2002), o el «Evento de Cando» (1994). Así escrita, en este contexto, la palabra «evento» adquiere una connotación críptica, casi secreta, oculta. Algo que se sabe y que se calla. Sin embargo, nada más lejano. El hecho de llamar evento a un suceso programado con anterioridad es un regionalismo de ciertos países de América del Sur. En realidad, un «evento» es un hecho imprevisto, o que puede llegar a suceder; etimológicamente, una «cosa que sucede».
Acaso la primera acepción, «suceso importante y programado» sea, en este caso, más atemorizante.

lunes, 6 de julio de 2009

PERTINAZ

(Del lat. pertĭnax, -ăcis).
  1. adj. Obstinado, terco o muy tenaz en su dictamen o resolución.
  2. adj. Muy duradero o persistente
Corroboro esta mañana que, efectivamente y tal lo había previsto anoche, el lunes ha seguido al domingo. El orden imperturbable de los días y de las estaciones parece regularnos, aún cuando su gobierno sea suave, casi invisible. ¡Obstinado! ¡Pertinaz! Quizás el arte sea, después de todo, una manera de escapar de tan rígidos designios. Como fuere, anoche me despertaron las gotas de lluvia, que golpeaban contra la ventana. Ellas también, invisibles. De noche, la lluvia no se ve, sino que se oye, se intuye, se adivina. Qué agradable es sentir las gotas de lluvia que golpean contra la ventana de uno, sabiendo que uno tiene dónde protegerse. Aquí, en mi exilio voluntario, opté por abrazar mi almohada como si de un ser vivo se tratara —cada vez más, tengo mis dudas— y proseguir la noche de mis sueños, de los que al despertar no recordé, esta vez, nada. Una penumbra persistente indicaba lluvia, oía truenos, aisladas fulguraciones. ¡Qué bella manera de comenzar la semana! Si era, tal como todo indicaba, en efecto lunes, pues ayer fue domingo y sábado el día anterior. Salir enfundado en un piloto y paraguas al tono; las luminarias, desorientadas, que todavía no han advertido el día que hace rato ha amanecido y se obstinan en su anaranjado municipal, y los tacos de las señoras que resuenan más fuertes contra los adoquines mojados. Miré por la ventana y en efecto advertí que llovía. No por ver gotas de lluvia, sino un paisaje velado, como neblinoso, contornos que se adivinan. La lluvia es un ejercicio de inteligencia; lluvia sagaz. Desde el departamento mío, este de Coghlan, veo todo. La salida y la puesta del sol, el río, la zona norte. A veces pienso que este departamento mío se asemeja más a un panóptico que a una vivienda hecha para ser habitada por personas, y me pienso a mi mismo como guardián involuntario del paso inexorable de los días, controlador de un orden invisible pero certero; en todo caso, mi tarea de vigilancia ha sigo negligente —no puedo negarlo—, pero eficaz. Hoy es lunes, ayer fue domingo. Debo salir para el trabajo. Desayuno y me voy. Si todo sigue como hasta ahora, este día de hoy que amaneció lluvioso, a esta misma hora, mañana se llamará martes.

viernes, 3 de julio de 2009

IMPREGNAR

(Del lat. impraegnare, preñar).

1. tr. Hacer que penetren las partículas de un cuerpo en las de otro, fijándose por afinidades mecánicas o fisicoquímicas.

Desviante porque sí, no tardé en desear, además de tus libros, tus sábanas. no tardé en desear, que en tu nombre se me impregnen.


(Bohler)