lunes, 9 de marzo de 2009

INQUIETUD

(Del lat. inquietūdo).

1. f. Falta de quietud, desasosiego, desazón.


Hablaba días pasados con un conocido sobre una serie de películas de terror japonesas de la década del '60 y '50 que yo había estado viendo últimamente (Nagakawa, Kobayashi, etc.), antes de que el género se bastardeara y occidentalizara burdamente. A propósito de esto, señalaba yo que me parecía que la virtud principal del terror oriental es que está desprovisto de los así llamados «golpes de efecto», dominado en cambio por una cierta incomodidad constante, un ligero sentimiento de temor, vago e impreciso pero difícilmente localizable, aunque sí claramente presente —cercano a lo que Freud llamaba «unheimliche», o siniestro, en relación a E.T.A. Hoffmann—. «Algo así como un sentimiento de inquietud», decía yo. Mi interlocutor corroboraba: «eso mismo; inquietud.» «Ahí tenés un buen argumento para una película tuya», decía yo (mi interlocutor es director de cine). «Inquietud». De alguna manera, me resultaba familiar. A la noche, antes de dormir o bien durante el sueño, recordé que Inquietude es el título de una película de Manoel de Oliveira, de 1998. El año pasado, en diciembre, en razón del centenario de su nacimiento, prendí en mi casa una velita en homenaje a don Manoel y le mandé mis saludos a la distancia.